El pasado sábado, la Librería Picasso de Granada se convirtió en el punto de encuentro de una cofradía de incondicionales para celebrar la presentación de Madera de deriva, la más reciente y sorprendente obra de Ángel Olgoso. El eco de aquel acto no se ha hecho esperar.
El crítico y escritor César Requesens ha rubricado un artículo magnífico y generoso en Granada Hoy, reconociendo la valentía y el arte de un autor que, tras alcanzar la gloria en el relato fantástico, ha decidido emprender un nuevo y fecundo rumbo.
Requesens etiqueta a Olgoso como nuestro «Borges de la Vega granadina» y se rinde ante el giro de timón que propone el nuevo volumen:
«Regresa a las librerías nuestro Borges de la Vega granadina y nos sorprende con un inesperado doble tirabuzón literario cuando muchos creían que después de la friolera de setecientos relatos publicados lo tenía ya todo dicho/demostrado. No conocían a Ángel Olgoso. No. / Porque este escritor tiene fibra de artista antes de todo, de creador que vive atado al mástil de su arte. Y ese norte suyo al que se debe le lleva ahora a dar este giro de tuerca en su literatura...».
El crítico subraya la feliz osadía del autor al internarse por «territorios de hibridación y humor melancólico», lejos de la repetición y el conformismo. Según Requesens, Madera de deriva es la respuesta a una secreta expectación de los lectores: que el maestro, tras años reflejando lo real, girase su mirada de escritor para «contemplar y además contarnos la realidad misma, convertido él mismo en ese espejo que nos habla de nosotros para que nos entendamos un poco mejor».
La crónica de la presentación, arropada por figuras como Jesús Ortega y un nutrido grupo de fieles (entre ellos Miguel Ángel Cáliz, Ismael Ramos, Friebe, Josefina Martos Peregrín o Marina Tapia), culmina con un elogio a la madurez de un autor:
«Había expectación y queda satisfecha con esta nueva entrega de un autor minoritario que gana mayorías y que, según se ve, aún tiene mucho nuevo para darnos a los que fuimos descubriendo ese mundo "olgosiano" que palpita como el magma de ese volcán -al fin domesticado- que Ángel sabe guiar con magisterio hasta nosotros.»
Un reconocimiento sincero y profundo que nos reafirma en la convicción de que Ángel Olgoso es uno de esos grandes que, con el tiempo, no dejan de crecer.
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