Irae rabidus
Fue un tiempo de rabia: la ira se fue depositando sobre
la ira hasta que se des
bordó como brea saliendo por todos los orificios del cuerpo
de la sociedad. Los injustamente oprimidos. Los
deshumanizados. Los que perdieron su vida por nada
y quedaron como fruta podrida en sus humores,
sin enterrar
Añade que todos los anexos, todos, se tumbaron unos junto
a otros paratácticamente, sin resistencia.
Añade que nadie podía ya imaginarse como parte
de algo entero desconocido
¡Magnus!
¿Se ha perdido el lugar donde enterraste tu único tesoro?
¿En verdad ya no pueden despertar felicidad en ti
las personas que has amado?
¿Qué clase de enfermedad es esa, Magnus, que te ha azotado
como el viento a los robles de la montaña?
La rabia, eso
era. El odio silencioso se había desbordado. Los postergados,
los pisoteados, los injustamente oprimidos. Cuando
tú luego
saliste a la colina una noche novembrina. Luz preauroral.
Todas las flores yacían pisoteadas por el suelo
Tú dejaste que la mano acariciase suavemente el pecho,
el vientre, el sexo, el muslo. ¿Qué ocurre ahora?
Que la libertad negativa
se presentaba como el único acto de liberación
Que lo que quedaba
ya no prometía desaparición
Que la muerte ya no hacía promesas
¿Eras por eso tú una parte de la rabia?
¿Eras por eso tú una parte de lo que destrozó la rabia?
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