Algunos aforismos de Andrés Ortiz-Osés
en El duelo de existir
Caminando por la playa observo mi propio sombra envejecida: pero aún no aciaga.
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Me coloco en un peñasco al borde del mar: las altas olas tratan de inundarme: pero se rompen antes de anegarme.
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Un perro imita a los bañistas: chapoteando.
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El sumo ente es la suma nada: porque nada consume ni consuma.
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La realidad se nos impone por la imposición y los impuestos.
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Grecia hizo a Europa: y Grecia puede deshacerla.
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Se crea desde la disarmonía: para armonizarla.
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Tenía un amigo algo pirata: le tenía compasión porque era huérfano como yo mismo.
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Los viejos echan de menos el pasado: pero yo echo de menos el futuro en el presente.
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Hay quien dice sí a la vida y hay quien dice no a la vida: pero mi sino es decir sí y no (sí al sentido y no al sinsentido, un sí que asume el no, ambivalencia).
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La vacación como paso del orden a un cierto desorden vital: dejarse vivir.
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Escribo como ando: a saltos.
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Hugo Rahner habla del Dios lúdico: el Gran Jugador y su gran Juego (el mundo).
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Más que fe cierta tengo incierta esperanza en la trascendencia del Dios.
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El viejo prepara su viaje astral desligándose del mundo.
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En la Pasión según san Mateo de Bach, hay un precioso canto titulado «Erbarme mich»: en el que se pide a Dios con gravedad su gracia divina o infinita con la finura de una gracia humana saltarina (puede verse la versión de la contralto californiana Beal acompañada al piano por Menuhin).
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Experienciamos el sentido cuando nos abrimos al otro/otra: a la otredad que abre nuestra encerrona inmanente a una trascendencia.
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La ética del hombre es la humanidad: frente a lo inhumano.
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La felicidad de contemplar la belleza sin compromiso propio o ajeno: la mirada lo dice todo.
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El éxito de los amores a distancia contrasta con el poco éxito de cercanías.
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Todo frente de guerra es una afrenta: de los unos y los otros.
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Lo peor que tengo es el mal genio, lo mejor que tengo es el buen genio: hay que tener genio.
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Veo a una pareja de enamorados: en qué quedará todo ello parejamente.
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Sobre la mar plateada emergen negros gondoleros: surfistas.
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El sentido de la vida es la vejez: que es la merma del sentido.
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Con su sobrenaturalismo la Iglesia deniega el proceso de encarnación de Dios en el hombre.
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El que se vende se llama vendido: y se pronuncia bandido.
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Quedarse estupefacto: estúpidofacto.
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Nuestros actuales tics culturales son las TICs: las tecnologías de la información y la comunicación.
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Nos enamoran los mocos de mocosos y mocosas: nos desenamoran las muecas de muñecos y muñecas.
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El símbolo simboliza desde abajo: de abajo arriba, del interior al exterior, del inconsciente a la conciencia, del eros al logos.
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El filósofo Zizek critica la verdad del capitalismo como una verdad sin sentido: la verdad abstracta del capital abstracto, el espíritu puro del dinero.
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La equivocación del capitalismo está en pensar el capital como la capital del mundo: el capitalismo piensa el capital como cabeza (caput), por eso va de cabeza (kaputt).
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Heidegger define metafísicamente al hombre como el ser-aquí: un peregrino define peregrinamente al Papa como Dios-aquí.
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Según N. Sparks, la amistad interhumana está en la base que posibilita la infantería y los marines: yo diría que posibilita la guerra y la paz, ya que la amistad es la base del grupo militar o civil, político o académico, eclesiástico o laico, gremial o social.
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Todos nos alojamos en una logia u otra: algunos se alejan para alojarse mejor.
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Sólo sé que estoy solo: la mayoría no lo sabe.
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Mi obra tiene retorcimientos mentales: soy un retorcido mental.
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Usar la pólvora en salvas: la única forma de salvar vidas.
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Frente a cierta «cultura de la vida» (superficial) deberíamos proyectar una cultura de la muerte digna: el cuidado de los mortales.
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Te amo a tumba abierta.
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Dios es el futuro absoluto, dice K. Rahner: y en ese sentido el antipresente.
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En el amor yo soy yo y tus circunstancias.
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El grito de Jesús en la cruz es el grito de todo hombre en la muerte: abandonado por Dios y cogido por el diablo.
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El ministro filósofo: que tiene de filósofo lo que yo de ministro.
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Las viejas quillas de los barcos enquillados yacen desguazadas en el cementerio marino: con sus vértebras pisciformes al aire.
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Asisto en Moguer al ballet Charlie con el bailarín F. Hurtado encarnando a un Charlot quijotesco: la gente responde ensimismada al decurso de la obra, mientras que yo río abiertamente del espectáculo tragicómico.
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Visito las Carabelas de Colón cerca de Palos de la Frontera y compruebo la locura colombina: España desquiciada de su quicio europeo por el descubrimiento ultramarino.
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Firme irregular, reza un letrero en la carretera: así que infirmo, ínfimo o enfermo.
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Cuando viajo a algún sitio me gusta sitiarlo: patearlo.
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Palos de la Frontera: con el Nuevo Mundo.
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Necesito andar solo para andar bien: una soledad bien compensada por la compañía.
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En Orígenes el espíritu divino del hombre espiritualiza su alma humana: de este modo el hombre anímico se convierte en superhombre u hombre espiritual (hyperanthropos).
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En la teología tradicional el alma es capaz de Dios, de modo que el alma es «captada» por Dios: pero en la modernidad crítica el alma es «capada» o alienada por Dios de modo negativo.
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Quizás el sentido lo encontramos cuando lo perdemos: el máximo ejemplo es la salud.
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Perder el sentido para encontrarlo: encontrar el sentido para perderlo.
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La mueca del nacimiento es de tensión: la mueca de la muerte es de distensión.
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Mi filosofía da que pensar: porque es simbólica.
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La filosofía es la secularización de la teología, por eso continúa su prédica: pero en vez de prepararnos para lo mejor (la buena nueva), debería prepararnos para lo peor (la vieja mala nueva, el morir habemos).
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No predico la inversión de los valores sino su reversión: que el sentido asuma el sinsentido, y que revierta el sentido sobre el sinsentido para su asunción humanizadora.
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Me siento a descansar en un banco de una plaza arbolada frente al surtidor central de agua: recibo el aguacero en el alma, mi alma es agua que emerge y demerge cantando un himno de regeneración en medio de la materia silenciosa.
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La palmera como falo emplumado.
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Estoy en el Monasterio de La Rábida rodeado de arbolado y de mar: centro del mundo colombino.
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Asisto a una «tenida blanca» masónica: la masonería como religión simbólica, humanismo filantrópico, confraternidad ilustrada.
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El arte actual simbolizaría la libertad: la libertad neoliberal.
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Hay que ser legal, pero no leguleyo: este aforismo se me perdió pero lo encontré tras buscarlo... «leguleyamente».
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El frío algunas veces es moral, dice Tomás Segovia: y muchas más veces mortal.
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El fuego del infierno quema el cuerpo y hiela el espíritu.
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Ser viejo es estar aviejado: y estar aviejado es prepararse para no estar.
El duelo de existir, de Andrés Ortiz-Osés (Libros del Innombrable. Zaragoza: 2013). Edición de Luis Garagalza. ISBN: 978-84-92759-63-7.
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