¡Préstame tu voz!, de Kjell Espmark





¡Préstame tu voz!
Kjell Espmark
978-84-17231-17-0
Biblioteca Golpe de dados
Poesía / Poesía nórdica / Poesía sueca
Rústica
20 x 13,5 cm
342 págs.
Castellano
Enero, 2020
DCF

Traducción de Francisco J. Uriz

¡Préstame tu voz!, de Kjell Espmark, es el título de una trilogía compuesta por los poemarios: Vía Láctea, El espacio interior y Una nube de testigos.
En cada una de las partes primera (Vía Láctea) y tercera (Una nube de testigos) de la Trilogía hablan cien figuras a través de mi voz.
En la parte central (El espacio interior), comparece la propia voz prestada, en parte en fragmentos autobiográficos, en parte, intercalada, en las voces exteriores que han formado este yo.

Si se piensa que cada vida humana contiene un instante donde toda la experiencia y todos los valores se condensan en un repentino conocimiento, el universo de tiempo que nos rodea resplandecería como una Vía Láctea con tales epifanías, a veces entusiásticamente luminosas, más a menudo amargamente apagadas pero siempre con un brillo de clarividencia humana. En medio de ellas hasta se podrían intuir agujeros negros, destinos tan negros e inexplicables que no consiguen emitir luz alguna. Si pudiésemos captar estos diferentes testimonios, ¿cómo sonarían? Es cosa del poeta responder a esta pregunta. Es un desafío que hace tiempo formulé en un poema: «¡Préstame tu voz!». Los instantes que pudieran recrearse de esa manera formarían una fila sin fin, una historia sin pretensiones, anotada en el margen de la Historia que se escribe con mayúscula.
Podríamos decir que un catálogo de esas características comenzó a ser elaborado hace más de dos mil años por los anónimos poetas griegos que prestaron su voz a muchos muertos en la llamada antología griega o palatina.
Yo mismo llevo muchos años camino de este poemario. Por eso me ha sido natural incorporarle media docena de poemas de mi obra anterior.

Kjell Espmark


                       Préstame tu voz
                       y te diré quién eres.
                       Préstame tus ojos
                       y te mostraré un mundo
                       que un instante esclarece el mundo.
                       Préstame tu aliento
                       y comprenderás con un jadeo
                       que has vivido mucho tiempo.






Kjell Espmark nació en Strömsund, pequeña ciudad de la norteña provincia de Jämtland, en Suecia. Es poeta, novelista e investigador literario. Fue catedrático de Literatura Comparada en la Universidad de Estocolmo hasta su jubilación en 1995, y es autor de una importante obra ensayística en la que destacan sus trabajos sobre poesía moderna. Debutó como poeta en 1956 y desde entonces ha publicado dieciséis poemarios en los que pasea su mirada crítica por Suecia y la historia de Europa. Es autor de una serie de siete novelas sobre la Suecia de nuestros días que lleva el título general de Tiempo de olvido, obra centrada en diferentes aspectos del surgimiento y decadencia de la socialdemocracia.

Es miembro de la Academia Sueca desde 1981 y fue presidente de su comité Nobel.
Su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, chino, etc.
En castellano se ha publicado una amplia selección de su obra poética con el título de Voces sin tumba y el poemario Vía Láctea, la novela Béla Bartók contra el tercer Reich, todas traducidas por Francisco J. Uriz, y un extenso ensayo sobre el premio Nobel, traducido por Marina Torres. Libros del Innombrable publicó La libertad del ocaso (2019), también traducido por Francisco J. Uriz.

La traducción de este volumen la ha realizado Francisco J. Uriz (Zaragoza, 1932) poeta, dramaturgo y traductor galardonado en dos ocasiones con el Premio Nacional de Traducción (en 1996 por Poesía nórdica, en el 2012 por el conjunto de su obra). En 1975 la Academia Sueca le otorgó el Premio de Traducción y en 2008 el Premio por la Difusión de la Literatura Sueca en el Extranjero. En 2008 el Gobierno Español le concedió la Encomienda de la Orden del Mérito Civil. Fundador de la Casa del Traductor de Tarazona.


Quería ser inmortal
y los traicioneros dioses oyeron mi plegaria.
He acompañado a la tumba
a nietos y tataranietos
cada vez más envejecido. Ahora soy un ser gris e ingrávido
como un panal de avispas caído
zumbando de ideas punzantes.
Nadie tiene fuerzas ya para recordarme.
Ahora sé que la suprema alegría
es morir en el círculo de los seres queridos—
refugiarse en el instante de los espasmos y el ahogo
en sus ojos lacrimosos.

¡Préstame tu voz!, (Vía Láctea). de Kjell Espmark. Traducción de Francisco J. Uriz





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