Fragmentos de… Sonetos para tener un hijo, de William Shakespeare Sonetos I


Imagen de Portada de Juan Luis Borra


Fragmento del prólogo



Traducir la poesía de Shakespeare.
Una experiencia colaborativa
Javier Franco, Carla Botella, Irene Flores y Marina Pérez


[…]

Tras este repaso a las principales traducciones de los sonetos de Shakespeare a nuestro idioma, vemos que han sido muchos los que decidieron traducirlos en prosa, pero que también ha habido otros tantos o más que apostaron por el verso. Traducir la obra de Shakespeare es posible y, en el caso de los Sonetos, tiene sentido hacerlo tanto en prosa como en verso. Los resultados serán diferentes y se conseguirá un efecto bien distinto, pero puede haber belleza y representación legítima del original en ambos casos. Evidentemente, en el caso de la traducción en verso deberemos tener mayor libertad y será más complicado mantener el equilibrio entre forma y contenido, teniendo que llegar en ocasiones a lo que algunos llamaban «recreación» y otros «transcreación». Respecto al metro que consiga reproducir la esencia y el ritmo de los sonetos originales, parece haber preferencia por el verso alejandrino y por el endecasílabo, siendo este último el que más se ha utilizado a lo largo de los años. De hecho, algunos expertos consideran que, cuando estos versos llevan el acento en las sílabas pares, es cuando más parecido a los sonetos de Shakespeare será el cómputo silábico de cada verso y el ritmo acentual (Fernández Escudero 2018: 363). Respecto a la rima, hemos observado también que algunos autores han preferido acercarse más al ritmo yámbico puro, pero que también ha habido otros que han optado por opciones mixtas e incluso el verso blanco y el verso libre. Además, hemos visto que varios traductores han recurrido al alejandrino por la posibilidad de contar con más sílabas en sus composiciones. Otros, sin embargo, argumentaban que el endecasílabo es el verso de los poemas cultos del siglo XVI, una composición a la que nuestro oído está más acostumbrado, por lo que le suena más natural. Cabe señalar también que el endecasílabo y el alejandrino no han sido los únicos metros empleados. Y hemos descubierto que, en contadas ocasiones, ha habido autores que han preferido versos de trece e incluso de quince sílabas. Todas opciones diferentes y todas válidas, aunque nos detendremos a continuación a profundizar en el controvertido tema de la traducción de la poesía. Quizá en futuros estudios podamos acercarnos también con mayor detenimiento a los acentos y los ritmos dentro del verso.



Traducción  y trabajo del Soneto I
Sonnet 1

From fairest creatures we desire increase, 
That thereby beauty’s rose might never die, 
But as the riper should by time decease, 
His tender heir might bear his memory:
But thou contracted to thine own bright eyes, 
Feed’st thy light’s flame with self-substantial fuel, 
Making a famine where abundance lies,
Thy self thy foe, to thy sweet self too cruel:
Thou that art now the world’s fresh ornament, 
And only herald to the gaudy spring,
Within thine own bud buriest thy content, 
And, tender churl, mak’st waste in niggarding:

Pity the world, or else this glutton be,
To eat the world’s due, by the grave and thee.



Soneto I — Versión en prosa
Laura Hernández Campuzano, David Jiménez Santonja e Inés Seller Doménech

Deseamos que las criaturas más hermosas procreen 
Para que así la rosa de la belleza nunca se marchite, 
Pues cuando al fruto más maduro su hora le llegue, 
Su tierno heredero podrá portar su memoria.
Pero tú, encadenado a tus propios ojos brillantes, 
Alimentas la llama de tu luz con tu propia esencia, 
Creando hambruna donde hay abundancia.
Tú, tu propio enemigo, tan cruel hacia tu dulce ser.
Tú que ahora eres el fresco ornamento del mundo 
Y único heraldo de la más colorida primavera,
En tu propio capullo entierras tu esencia y tu placer
Y, dulce necio, desperdicias en tu avaricia.

     Ten piedad del mundo, o serás un glotón
  Al devorar tu deuda con el mundo, por la tumba y por ti mismo.

***

Una visión global
Este soneto da comienzo al ciclo de la procreación. Aquí, Shakespeare recrimina a su destinatario recrearse en su propio placer y no buscar tener descendencia, algo que le permitiría perpetuar su belleza, y así cumplir con el deber que el mundo le ha encomendado. Este deber no es otro que el de que sus hijos honren su memoria heredando su belleza para que así su muerte no sea en vano. Para expresar todas estas ideas de una forma más simbólica y universal, el poeta se apoya en elementos de distintos campos semánticos, como el de la vegetación y el de la luz.

Soneto I — Análisis

Principales figuras retóricas
V6-7: famine/abundance: antítesis de hambruna y abundancia para enfatizar el contraste.
V6: Feed’st thy light’s flame with self-substantial fuel: metáfora. Shakespeare recurre a la simbología del fuego para reprender al joven por el desperdicio de la juventud en sí mismo y no utilizar su energía para procrear y que su belleza nunca desaparezca.
V8: sweet / cruel: antítesis. Se subraya la paradoja de ser tanto dulce como cruel.
V8: thy self thy foe, to thy sweet self too cruel: paralelismo y repetición. Esta repetición de palabras y estructuras dota al poema de ritmo y hace hincapié en la culpabilidad individual y el egoísmo.
V12: mak’st waste in niggarding: antítesis y paradoja. Volvemos a toparnos con otra antítesis, en este caso entre «waste» (desperdicio; make waste: desperdiciar) y «niggarding» (ser avaro). No obstante, al mismo tiempo que se expresan dos realidades opuestas, estas se relacionan y de esta contradicción lógica se deriva una verdad profunda, el desperdicio como consecuencia de la avaricia.
Ambigüedades y juegos de palabras
V11: bud. El sustantivo bud pertenece al campo semántico de la vegetación, frecuente en los juegos de palabras de Shakespeare. En este caso, el término «capullo» puede hacer referencia tanto al capullo de una planta como al glande del pene.
V11: content. El poeta forma una ambigüedad con el término content, que aparece en el mismo verso que bud, y que podría referirse tanto a la «esencia» del hombre como a su «contentamiento» sexual.



Soneto I — Versión poética
Laura Hernández Campuzano, David Jiménez Santonja e Inés Seller Doménech

De los seres más bellos ansiamos un retoño 
Para que su rosal no sea marchitado,
Pues cuando al más maduro le llegue al fin su otoño 
Su joven heredero portará su legado.
Pero tú, tan cegado por tu mirar brillante,
La llama de tu luz nutres con propia esencia,
Y vas creando hambruna donde está lo abundante. 
Tú, tu rival tan cruel con tu dulce existencia.
Ahora del mundo eres el más nuevo festón, 
De vivas primaveras único mensajero,
En tu propio capullo tú entierras la pasión. 
Malgastas, dulce necio, al ser un usurero.

Apiádate del mundo, o un glotón vas a ser,
Que con la sepultura devore su deber.



Sonetos para tener un hijo, de William Shakespeare. (Sonetos I).
Edición de Javier Franco Aixelà. Los libros del señor Nicolás, Zaragoza, 2019.
Libros del Innombrable. ISBN: 978-84-17231-13-2




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