Fragmento del prólogo a… Las tetas de Tiresias, de Guillaume Apollinaire







Fragmento del prólogo a Las tetas de Tiresias

Estrenada el 24 de junio de 1917 en París, Las tetas de Tiresias fue recibida como una farsa irreverente por un escandalizado público conservador, pero a la vez fue considerada como una pieza paradigmática por un reducido grupo de iniciados. Subtitulada Drama surrealista en dos actos y un prólogo, fue publicada por Èditions Sic unos meses después, en enero de 1918, con el añadido de un «Prefacio» en el que Apollinaire desarrollaba su concepción surrealista del teatro.
Por varios motivos, estamos ante una obra singular por ser la obra fundacional del surrealismo, por su temática reformadora que se sale de lo ordinario, y también por rara, ya que forma parte de la escasa producción teatral de Apollinaire, valorado especialmente como poeta.

La «única» obra teatral de un poeta

Carece de sentido especular sobre cuál habría sido la carrera del Apollinaire dramaturgo si no hubiese fallecido prematuramente en noviembre de 1918. En cualquier caso, de las tres obras teatrales que llevan su firma, solo la primera que escribió, Las tetas de Tiresias, interesó a sus contemporáneos y pasó a la historia del teatro. 
Hay en Las tetas de Tiresias un esfuerzo consciente en el tratamiento del lenguaje. Esfuerzo en mostrar de manera contundente que estamos ante la obra de un poeta y cuyo resultado es un lenguaje sofisticado.
Un lenguaje que va de lo coloquial a lo artificial, de lo moderno a lo antiguo, a menudo rimado, otras veces en forma de coro, en el que varía de registro constantemente, lleno de imágenes, de figuras retóricas, dobles sentidos, juegos de palabras y pirotecnia verbal de todo tipo. Destaca también la ausencia de puntuación, una de las aportaciones de su poesía que traslada al teatro, la cual contribuye a crear una atmósfera sugestiva y ambigua, reafirmando el punto de vista poético.





¿Una obra feminista?


No señor marido mío
No conseguirás que haga lo que tú quieras
Soy feminista y no reconozco la autoridad
del hombre
[…]
Quiero hacer la guerra y no hacer hijos
No señor marido ya no me mandarás más


Así comienza el primer acto. Y tras esta contundente declaración, Teresa se desprende de sus pechos y se convierte en hombre, adoptando el nombre de Tiresias, subvirtiendo así el mito tebano.
Sin duda que una obra con este arranque debió de ser considerada feminista. Lo fue en 1917 e incluso lo sería hoy, aunque solo de una manera superficial. La antiheroína Teresa, protagonista del título aunque no protagonista en escena, es una mujer independiente, con escasa consideración por las convenciones, que abandona a su marido, se muestra poderosa e incluso «empoderada» —diríamos hoy— y exhibe un claro rechazo por la maternidad, al menos entendida esta como obligación femenina.
Sin embargo, no es el feminismo el tema central de la obra, y tampoco el antimilitarismo como se ha señalado a veces, tema también presente en el prólogo. La obra se centra en un tema de máxima actualidad en la Francia de 1917: la caída de la natalidad y su necesaria repoblación.
En el «Prefacio», Apollinaire manifiesta su voluntad de hacer un teatro didáctico y su pretensión de alentar a los franceses a tener más hijos. El impacto de la Primera Guerra Mundial, en la cual él había sido soldado, sobre el descenso de la población y el nuevo papel de la mujer en la sociedad, en el que la maternidad deja de ocupar un papel central, son solo las causas de la situación que pretende corregir. Y, para mostrar el camino de la solución que propone, el autor recurre a una retorcida pirueta y hace que el abandonado marido de Teresa —personaje sin nombre, pero verdadero protagonista de la obra— tenga 40.049 hijos de una sola vez. Una situación imposible en sí misma, un hombre dando a luz, pero que se convierte en cómicamente absurda al elevarse a la enésima potencia.
La obra constituye una especie de argumentación por reducción al absurdo. Si las mujeres no quieren tener hijos, entonces que los tengan los hombres. Puesto que esto es absurdo, no hay otra solución, nos viene a decir Apollinaire, que las cosas regresen al estado inicial y Tiresias recupere su papel de Teresa, como ocurre al final de la obra. Visto así, el pretendido feminismo de Las tetas de Tiresias no solo queda en entredicho, sino que resulta totalmente artificioso.




Pedro Montalbán-Kroebel

Mayo, 2018




Las tetas de Tiresias, de Guillaume Apollinaire. Nota preliminar y versión de Pedro Montalbán-Kroebel.  (Libros del Innombrable, 2018. ISBN: 978-84-17231-05-7). 



  





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